Un aneurisma cerebral ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se hincha hacia afuera debido a un punto débil en la pared. Piense en ello como una sección debilitada de un globo, lo que hace que se abulte como una pequeña burbuja.
Si un aneurisma crece o se rompe, las consecuencias pueden ser graves. Al igual que un globo que explota, un aneurisma roto puede provocar una hemorragia en el cerebro que pone en peligro la vida y requiere atención médica inmediata.
Los proveedores a menudo detectan los aneurismas cerebrales antes de que se rompan, lo que permite una intervención oportuna para prevenir complicaciones. Reconocer los signos de un aneurisma cerebral y comprender las medidas preventivas es fundamental.
Los aneurismas cerebrales suelen surgir con el tiempo debido a diversos factores, como la presión arterial elevada, el proceso natural de envejecimiento, predisposiciones genéticas o traumatismos previos.
Cuando un aneurisma cerebral presenta una fuga o rupturas, se produce una hemorragia cerebral, también conocida como hemorragia subaracnoidea. Este suceso se asemeja a un ataque cerebral, en el que la sangre se vierte en el espacio entre el cráneo y la capa protectora del cerebro.
Aunque los aneurismas cerebrales son relativamente comunes, generalmente permanecen asintomáticas y no representan una amenaza inmediata. De hecho, la mayoría de los casos se detectan incidentalmente durante exámenes de rutina para detectar problemas de salud no relacionados.
A menudo, los aneurismas cerebrales se desarrollan sin síntomas perceptibles hasta que alcanzan cierto tamaño o sufren fugas o ruptura.
Los signos que indican una fuga o ruptura de un aneurisma cerebral incluyen los siguientes:
Si presenta alguno de estos síntomas, en particular un dolor de cabeza intenso y repentino, es fundamental buscar atención médica inmediata.
La intervención inmediata puede afectar significativamente los resultados del tratamiento y la recuperación asociados con los aneurismas cerebrales.
Al diagnosticar un aneurisma cerebral, su proveedor realizará un examen físico completo y analizará sus síntomas. Le preguntarán sobre dolores de cabeza, convulsiones u otros síntomas relevantes que haya experimentado, así como posibles factores de riesgo como hipertensión arterial, tabaquismo o antecedentes familiares de aneurismas.
Para obtener imágenes detalladas de su cerebro que puedan revelar evidencia de un bulto o sangrado, su médico puede emplear pruebas de imágenes como una tomografía computarizada o resonancia magnética. Estas herramientas de diagnóstico desempeñan un papel crucial en la identificación y evaluación de la presencia de un aneurisma cerebral, lo que permite la planificación de un tratamiento efectivo.
Cuando le diagnostican un aneurisma cerebral, su médico iniciará un tratamiento para evitar su ruptura o agrandamiento adicional, considerando factores como la ubicación del aneurisma, el tamaño y su salud general.
Para los aneurismas cerebrales no rotos detectados mediante pruebas o exploraciones, generalmente se consideran dos opciones de tratamiento principal:
Si es necesaria una reparación o cirugía, el equipo de atención puede adoptar uno de estos enfoques:
Después del tratamiento, particularmente en casos de ruptura de un aneurisma, la rehabilitación puede ser esencial para ayudarlo a recuperar la función perdida y recuperarse de cualquier déficit neurológico resultante del aneurisma o del tratamiento. Las medidas de rehabilitación pueden incluir fisioterapia, Terapia ocupacional o terapia del habla, adaptadas a las necesidades de recuperación del individuo.
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